miércoles, 3 de enero de 2018

Año nuevo ártico en familia

The Breakers, mansión en Newport, Rhode Island, uno de los sitios que visitamos en los días de año nuevo

Una vez más hemos tenido la suerte de estar juntos en año nuevo, el hijo, las dos hijas, sus cónyuges, tres de los cuatro nietos. Pasamos cinco días juntos en Providence, Rhode Island, donde una de las hijas reside. Para llegar allá fuimos desde Washington DC, o desde de Oregón o  Arizona, en avión o en tren.
Providence, RI, es una pequeña ciudad de los Estados Unidos, la capital del Estado más diminuto del país. Por lo que pudimos ver es una ciudad encantadora, con gente muy cordial, rodeada de pequeños pueblos alineados  a la vera de la I-95, la gran arteria que recorre la costa Este de los Estados Unidos de norte a sur. Los pueblos tienen frecuentemente nombres indígenas, de origen Algonquino: Narragansett, Pawtuckett, Natick. En los días que tuvimos allí la temperatura osciló entre 15 y 20 grados centígrados bajo cero, con un factor de enfriamiento producido por el viento que llegaba en ocasiones hasta 30 grados centígrados bajo cero. Tuve que comprarme interiores largos y camisetas térmicas para salir. Con guantes, tres estratos de ropa, un gorro de lana cubriendo hasta las orejas, dos pares de media, pude caminar las cuadras que tuvimos que caminar, afortunadamente no fueron muchas. Uno de los días fuimos al bellísimo pueblo de Newport, donde todas las casas parecen estar en el registro nacional de antigüedades y donde existe una sección del pueblo que aloja las grandes mansiones de los millonarios del siglo XIX y principios de siglo XX. Estas mansiones eran las casas de veraneo de estos multimillonarios. Hoy en día están abiertas al público, manejadas por una asociación Histórica, la cual las mantiene en excelente estado. Visitamos la mayor de las cinco o seis mansiones existentes, la llamada The Breakers, la cual había sido propiedad de la familia Vanderbilt. Visitar esta mansión es retroceder en el tiempo hacia esa etapa de la vida estadounidense. Son mansiones de gran tamaño con 60 o más áreas sociales, cocinas, baños, dormitorios, salas de billar, en fin, toda una cadena de salones para el esparcimiento de la familia y de sus invitados. The Breakers incluye un gran jardín con vista al océano. Durante esta época navideña estaba adornada de acuerdo a la temporada y la belleza de esos adornos se mezclaba con el dudoso buen gusto de los objetos originales. Estos millonarios imitaban el estilo de los palacetes italianos o franceses de la época, bastante abigarrado y hasta cursi. Pero, eso sí, todo de primera calidad, hecho con materiales importados de Europa, el mármol, la madera, hasta los menús diarios estaban en francés.
El primer día del año nos fuimos a un pueblo cercano, Pawtuckett, donde habíamos localizado “La Arepa”, restaurant pequeño de comida venezolana y donde nos prepararon una mesa para toda la familia y almorzamos con papelón con limón, pabellón con baranda, hallacas, cachapas y dulce de tres leches, todo ello amenizado con corridos llaneros. La dueña, de Valencia, tiene ya 25 años en Rhode Island y ya la arepa exhibe, en su forma y sabor, un cierto sincretismo, influenciada por las pupusas centroamericanas y las  delgadas arepas andinas.   
Nos recuperamos así de la celebración del año nuevo. Esa celebración la pasamos en un sitio bañado en luces de reflectores multicolores, donde el Disc Jockey programaba la música de baile, toda la cual me sonaba igual a mí, ya que casi toda era del siglo XXI, con mucho púm púm púm. . Nos dedicamos a bailar toda la noche, para lo cual solo tuve que imitar las contorsiones que veía alrededor. Habíamos dejado nuestros abrigos en el área dedicada para tal fin, obteniendo nuestro respectivo número. Llegamos bien al año nuevo, pasaron las copas de champaña y, estábamos viendo los fuegos artificiales de la ciudad desde las ventanas del edificio, cuando  – de repente – sonó la alarma contra incendios, lo cual produjo una estampida hacia la zona de los abrigos, en intento casi siempre fallido de rescatarlos para salir corriendo. El 80% de los asistentes tuvo que salir a toda prisa sin los abrigos, lo cual no era la mejor manera de comenzar un nuevo año, incluyendo jóvenes semi-desnudas de minifalda y escote,  a 30 grados centígrados bajo cero. La iniciativa de nuestros hijos nos permitió rescatar los abrigos a tiempo y escaparnos del salón donde ya entraban los bomberos. Realmente una aventura en el Polo Norte, mientras el disc jockey, imperturbable, seguía generando aquella música de aquelarre.
Tuvimos memorables visitas, buena comida criolla, aventuras hasta peligrosas, pero lo más importante fue tener la suerte de estar juntos en Providence, rodeados del amor de nuestros hijos y nietos. Mi más ferviente deseo es que esa misma providencia que nos acogió a nosotros cubra con su manto a todos nuestros compatriotas en este nuevo año y les regrese la sonrisa y el bienestar a la cual todos los seres humanos tienen derecho.  


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por narrarnos y así incluirnos en la aventura de la familia Coronel. Creo que el mensaje más importante fue el poder reunirse casi toda la familia en un lugar lleno de paz tranquilidad y opciones que disfrutar.
El contraste con lo que hoy viven muchos venezolanos en lo que queda del país, un desastre con una inflación de más del 2000 %, sin medicinas, sin comida, sin seguridad personal y menos jurídica, muchos sin electricidad o agua corriente, enfatiza lo increíblemente desgarrador de la situación de todos los venezolanos que aún están en el país.
Es triste que en 20 años Venezuela a pasado de república (con sus cosas buenas y algunas malas) a una tierra de nadie manejada por una pandilla corrupta y donde hay muchos metidos en el narcotráfico internacional.
Sólo queda desear que en algún momento a futuro, que no será nada corto ni fácil, Venezuela pueda regresar a ser un país de verdad. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Gracias por compartir esa bella experiencia...........ese frio polar se derritio con el calor que su familia le otorgo..........es otro privilegio de ser ciudadano de un pais civilizado y no de una pais en donde la barbarie tiranica e indolente ha secuestrado un pais de 30 millones de habitantes, sometiendolos a ni siquiera poder disfrutar de un rato digno juntos porque la preocupacion generada por la inseguridad personal, la injusticia y la escases siempre esta latente en la secuestrada Venezuela actual.

Maria Teresa van der Ree dijo...

Me alegró mucho que pudieran disfrutar la Navidad y Año Nuevo y tuvieran la oportunidad de reunir toda la familia y visitar sitios tan interesantes.

Feliz Año con la eternal esperanza....