sábado, 16 de diciembre de 2017

Una rosa para Yolanda

De iq. a derecha: Yolanda, Marianela, yo, Alberto sentado. En nuestro apartamento de Virginia. En la pared, un paisaje de Mérida, que compré al pintor por Bs.25. 

Ayer falleció Yolanda Hjorak, la viuda de Alberto Quirós Corradi. Su matrimonio duró más de 60 años. Los conocí en Lagunillas, cuando Alberto era un joven gerente de relaciones industriales, al inicio de la década de 1960. Cuando fui enviado a Indonesia por la empresa Shell, en Diciembre de 1963, ellos me compraron un tocadiscos que yo había adquirido como estudiante en Tulsa. Por muchos años este tocadiscos se mantuvo operativo y se convirtió en uno de los tantos símbolos de nuestra amistad (Es posible que aún funcione). Cuando estaba en Balikpapan, Indonesia, recibí la noticia del nacimiento de la menor de sus hijas.
Yolanda era una mujer muy bella y, además, una perfecta ama de casa. Me informan sus hijos que falleció después de haber hecho sus deliciosas hallacas de este año. A pesar de sus crecientes problemas de salud, estuvo activa hasta el final y su dedicación  a Alberto, durante los años que él estuvo sujeto a diálisis, fue total y heróica.
Alberto y Yolanda pudieron haberse radicado en algún lugar donde pudieran estar tranquilos. Amaban a España, tenían amigos en USA. Sin embargo, Alberto siempre me dijo: “Me enterrarán en Venezuela”. Y lo mismo Yolanda. Y así fue.
 Yolanda era una mezcla de europea y andina. Su padre era checoeslovaco y su madre del Táchira o de Mérida, nunca estuve seguro. Los conocí a ambos. Él era pequeño y de frágil apariencia pero un trabajador  infatigable. De la madre, a quien llamábamos Ata, Yolanda aprendió todos los secretos de la cocina andina.
 Tuve la suerte de tenerlos de vecinos por años, en La Lagunita, arriba, en una calle que – de común acuerdo con los vecinos, todos amigos, -  se cerraba en Navidad y se convertía en pista de patinaje, en el sitio para la celebración del año nuevo. Eran tiempos en Venezuela donde la felicidad no le estaba prohibida a los no-chavistas.

Fuimos miembros de la familia extendida de Alberto y Yolanda. Nuestros hijos crecieron juntos. Siempre estuvimos presentes en las grandes celebraciones de los Quirós, así como en sus momentos de dolor y tristeza, acompañándolos. Cuando venían a Florida mi esposa y yo nos íbamos a verlos y a pasar un par de días con ellos, a fin de ponernos “al día” en nuestra larga amistad. Fuimos parte de sus vidas, así como ellos fueron parte importante de nuestras vidas. Hoy ya no están físicamente con nosotros pero nunca los olvidaremos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quirós Corradi es el único venezolano, del que yo tengo noticia al menos, que de la posición cero llegó a la de mayor responsabilidad en una empresa multinacional.

Por eso es que los comunistas le tenían miedo. No necesitó nada más sino su inteligencia que la usó durante toda su vida con su bondad inherente.


Maria Teresa van der Ree dijo...


Sentido pésame.

F J Baptista dijo...

QEPD. No la conocí sino muy de paso alguna vez. De Alberto tengo buenos recuerdos cuando estaba en la IPN y luego como mano derecha de Rafael Tudela en el Tamanaco. Un gran venezolano y un profesional extraordinario. Todos los malandros que hoy pululan en la PDVSA rojita no tienen sumándolos juntos el IQ de Quiros ni su capacidad como gerente y ejecutivo.
Por eso la IPN rojita es un desastre y un nido de corrupción e incapacidad, y sus resultados (está quebrada!) lo demuestran.