jueves, 29 de diciembre de 2011

Maria Cristina Iglesias: incompetente y mentirosa

Un cero a la izquierda


El caos en el sector laboral venezolano ha ocurrido sin que esta pobre señora, la ministro del Trabajo, diga o haga nada para aliviarlo, menos aún, resolverlo. Si no fuera a la oficina  nadie la echaría de menos. Es como una fosforito, pero apagada.

El sector sindical está anarquizado, sobre todo en Guayana. Aún en el sector petrolero los trabajadores se sienten mál y critican al régimen abiertamente. Los contratos colectivos no se discuten. El Informe Anual de Competitividad, del Foro Económico Mundial, coloca a Venezuela en la posición 124 de 142 países, cerca del foso.

En ese Informe, la posición del país en lo referente al mercado laboral es la posición 142, úuuuuultimooooo. Ello se debe a la poca flexibilidad para determinar las remuneraciones (puesto 127), la rigidez para despedir y contratar personal (puesto 142), la relación entre pagos y productividad (puesto 141), y la fuga de cerebros (puesto 135 en el mundo). Venezuela tiene años con una forzosa inamovilidad laboral que es un cáncer para lo que queda de la industria.

Y ahora sale esta pobre señora a decir que “Llegar a pobreza cero es la meta que tiene el Gobierno venezolano a través de las Misiones Sociales que se adelantan como es el caso de la "Misión En Amor Mayor".

No sabe lo que dice la pobre señora. Porque los programas sociales que ella menciona no atacan la pobreza. Los programas sociales de este régimen constituyen una farsa en materia de lucha contra la pobreza. Se limitan a dar limosnas, subsidios, dádivas: dinero a los viejos, dinero a las mujeres en estado, dinero a los miembros de los grupos para-militares, comida semi-podrida pero subsidiada, aspirinas y jarabes en Barrio Adentro, pero nada de hospitales de primera. Estos vergonzosos programas humillan y van destruyendo la dignidad de la persona pero no atacan las causas estructurales de la pobreza, es decir, la ignorancia, la mala salud y el desempleo.

Son un crimen porque, al final del día, la gente que recibe la limosna es tan pobre como antes y, tragicamente, más dependiente que antes en la prodigalidad del taita, el perverso déspota. Esos programas constituyen una solución del siglo XIX para un problema del siglo XXI.

Esta pobre mujer, María cristina Iglesias es inepta y es mentirosa. No se si va a la oficina o no, pero da igual.

1 comentario:

Elmo Tagua dijo...

Como todo buen chaburro asqueroso, esta' gorda como una COCHINA